La vida de los mortales es como . . . una flor del campo; el viento sopla sobre él y desaparece. . . . Pero desde la eternidad y hasta la eternidad el amor del Señor está con los que le temen.
— Salmo 103:15-18
Como muchos insectos, la efímera tiene una vida útil de menos de un día. Incluso si está sana y no es aplastada por el zapato de alguien, la efímera no vivirá más de 24 horas. ¡Esto nos parece tan breve! Pero en el gran ámbito del universo, la vida humana también es breve. En comparación con la edad de nuestro planeta, una vida humana de incluso cien años parece corta.
El Salmo 103 usa el ejemplo de las flores en un campo para describir cuán corta es nuestra vida. Estas plantas son hermosas, pero duran solo una temporada y algunas florecen solo un día.
Lo mismo es cierto para nosotros. Aunque nuestras vidas tienen valor y belleza, nuestros cuerpos eventualmente morirán. Esto puede resultar aterrador para nosotros. Puede hacernos sentir insignificantes y nos muestra que no tenemos control sobre las circunstancias de nuestra propia muerte o cuándo llegará.
Pero el Salmo 103 nos asegura que podemos poner nuestra esperanza en Dios, quien nos creó y vela por nuestras vidas. “Desde la eternidad y hasta la eternidad, el amor del Señor está con los que le temen”. Este amor prometido durará más de lo que podríamos imaginar. La belleza de nuestras vidas se desvanecerá, pero la belleza del cuidado, la protección y el amor de Dios por nosotros durará para siempre.
Dios eterno, confieso que puedo asustarme por la brevedad de mi vida y de la vida de las personas que amo. Enséñame a confiar en tu amor, que es “desde la eternidad y hasta la eternidad”. Amén.
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